martes, 12 de mayo de 2009

¿Historia o histeria?

Por: Rolando Arellano
ARELLANO MÁRKETING, INVESTIGACIÓN Y CONSULTORÍA.

Una característica de los virus es su desarrollo arborescente, es decir que si un infectado del virus diera la mano a cinco personas y estas a su vez a cinco más, ellas a otras cinco y así seguidamente, en unas cuantas horas habría decenas de miles de contagiados.

De hecho, el “márketing viral” es una técnica de promoción que busca que nuestro producto se propague a través de las redes sociales, de manera rápida y muy intensa, como los virus. Creemos que en la llamada gripe porcina, el verdadero virus podría no ser la enfermedad, sino toda la comunicación que se ha creado a su alrededor.

Si recordamos los casos de virus extensivamente reportados por los medios en los últimos años, tendremos al sida, la gripe aviar y las vacas locas. Todos eran declarados de altísima peligrosidad e inmensa capacidad de contagio. Todos generaron pánico y ocasionaron comportamientos sin fundamento, como la mayor discriminación a los homosexuales, o la disminución del consumo de pollo o carne.

Todos, incluso el sida, resultaron después menos graves de lo que se pensaba.

Nunca se puede estar seguro de lo que podría pasar, pero un análisis frío diría que el mismo fenómeno se está dando hoy con la gripe AH1N1.

Así, mientras la gripe común causa más de medio millón de muertes por año en el mundo, la realidad es que el nuevo virus parece solamente haber infectado a unas ¿500? personas y ocasionado menos de 20 muertes. Pero la noticia del problema sí llegó a todo el mundo y está causando más desgracias que el verdadero virus.

Así, la epidemia mental ha convertido ya a un país floreciente como México en un apestado (se llamaba así a quienes tenían la peste y podían contagiarla), ha hecho que se sacrifiquen cientos de miles de inocentes cerdos (en Egipto o el Callao) y ha causado la pérdida de miles de horas de estudio de escolares en Arequipa y en otros lugares del mundo, solamente por citar ejemplos conocidos. Y detrás de ello, ha generado millones de dólares de pérdidas en turismo, viajes y, por cierto, la crianza porcina.
¿En cuánto se incrementará la mortalidad infantil por el incremento de la pobreza en los países afectados por las noticias? ¿Cuánto va a costarle al mundo la exageración?

Algunos dirán “es mejor prevenir que lamentar” o quizás que “las noticias impidieron que se produjera la epidemia”. Todo eso es ciertamente posible, pero también lo es que convivimos diariamente con miles de problemas potenciales y no por eso dejamos de actuar normalmente.

Aunque muchos nos tildarán de escépticos, creemos que ya es tiempo de razonar tranquilamente para no dejar que lo que puede ser una excelente campaña de prevención —que enseñe la importancia de lavarnos las manos y de usar mascarillas si estamos agripados para evitar pandemias— se recuerde como la mayor epidemia de histeria colectiva de la historia moderna.

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